lunes, 5 de mayo de 2014

Reflexión de un sábado

Ella echó la llave, ya nadie iba a entrar por esa puerta nunca más.


Esta noche realmente he aprendido algo.
No me refiero a los montones de apuntes que llevo todo el puente pasando,
si no a una de esas lecciones que te da la vida en cualquier momento y lugar.

Y con esta me he dado de bruces.

He aprendido que la gente que decide irse de tu vida, los que te abandonan voluntariamente, a esos hay que dejarlos irse. Tienes que dejarlos alejarse, sin hacer otra cosa que guardar con cariño todos los recuerdos que te dejan.

Porque no podemos mantener a nuestros lado a quien no quiere permanecer.

Porque no podemos aunque nos duela, obligar a alguien a querernos,

Yo esta noche creo que por fin una parte de mi ha dejado irse a varias personas, quedándose con lo bueno. Permitiendo que los recuerdos no duelan.
                                                        O bueno, de momento que duelan un poco menos,

Pero poco a poco, si Roma no se construyó en un día no voy yo a superar algo en unos meses ¿no?

Pero que los deje irse no significa que vaya a olvidaros.

En noches como la de hoy volveré a esos buenos recuerdos.

Porque hoy he sido consciente de lo verdaderamente feliz que he sido, de los montones de momentos de plenitud que he tenido la suerte de disfrutar.
De la gente maravillosa que ha caminado a mi lado,
incluso cuando ahora ya no comparten mi sombra.


A todos los que me hicisteis sonreír un día, a todos los que alguna vez me demostrasteis que la vida es el mejor regalo del mundo.



Muchas gracias por regalarme mi pasado, por haber formado parte de él y por hacerme ser hoy quien soy.


"Las huellas dactilares no se borran de la gente que tocamos"