domingo, 9 de marzo de 2014

Viajemos al pasado

Te propongo un juego...


Sí, a ti, al que está leyendo esto.

¡Te propongo un juego!

¿Qué te parece si por un tiempo vuelves a ser tu mismo?

Te propongo mirar a los ojos a la persona que de verdad quieres (oh vamos, deja de negar su existencia, todos sabemos que ese "alguien" existe), te propongo que la mires directamente a los ojos y le digas lo importante que es.

Te animo a decir las cosas a la cara, dejar de esconderte detrás de indirectas en twitter y whatsapp a deshoras.

A abrazar de verdad, con sentimiento.

Te invito a viajar conmigo al pasado.
Te regalo un billete a la realidad.

Donde no hay emoticonos, no hay fotos de fiestas ni videos absurdos.

Donde las cosas son reales, donde los corazoncitos se escribían en las esquinas de los libros de texto y las miradas decían más que mil sms.

El amor se expresaba lanzando piedrecitas a la ventana de la persona querida.
La amistad era un simple café en una terraza mirándoos a la cara, sin tener que estar pendiente de ningún aparato.

Donde una bolsa de chuches en un día triste era la mejor forma de demostrar que esa persona te importaba.

Viajemos al pasado, a las faldas que no enseñaban más de lo necesario.
A los pintalabios rojo pasión y los mensajes en botellas.

Viajemos para sentir lo que la contaminación no nos deja ver.

Eh, ¿qué te parece?



¿Jugamos?

Y si esto es la vida

Reniego


Y si un día te levantas y te das cuenta de que te pasas el día temiendo eso que tanto deseas.

Entonces, ¿qué haces?

¿Qué haces si eso que te atrae te aterra tanto como para dejar pasar el tiempo sin actuar?

¿Qué hacer cuando todos pasan por su lado y nadie lo ve?

¿Por qué nadie lo ve?

Por qué todos disfrutan de ese amor barato sin ser conscientes de en lo que lo están convirtiendo.

Acaso es que no os dais cuenta de que los te quieros ya no valen nada, que las sonrisas pierden su valor y que los besos ahora solo son meras formas de entretenimiento.

Ya no queda nada de aquellos tiempos donde los sentimientos eran sinceros, donde los besos se daban con el corazón y no con la entrepierna.

Esas tardes en las que paseabas de la mano de alguien y no compartiendo la atención con un móvil.

Dime tú, ¿dónde quedaron las cartas de amor?

¿A dónde se fueron las ganas de estar de con alguien solo por el mero hecho de disfrutar de su presencia?

A lo mejor el problema es mio, que me he pasado toda mi infancia leyendo historias de amor donde los personajes hacían locuras el uno por el otro, donde las relaciones no eran "un rollo de una noche", donde la gente esperaba meses solo por un beso en un portal, no como ahora que si tardas más de dos tardes en liarte con alguien ya ni merece la pena....

A lo mejor el problema es mio por pensar que aún queda algo por salvar en esta humanidad corrompida por el simple deseo y las relaciones a través de un estúpida pantalla que solo muestran parte de lo que somos.

Quizá deba irme lejos, aún sabiendo que no podré escapar.

Quizá deba asumir que las publicaciones de amor en el tablón del Facebook son las nuevas muestras de "amor"

Pero me niego a pensar que los jóvenes de ahora de verdad son así, prefiero pensar que debajo de todos esos cables, botoncitos y lucecitas, debajo de todo eso aún sigues quedando sentimientos puros.



Aunque está claro que yo no sé de sentimientos.





Total, al parecer eso no es para mi.

domingo, 2 de marzo de 2014

Curioso

Perdida en la inmensidad de un sentimiento...

Hay cosas que por mucho tiempo que pasen siempre te sorprenden, siempre te dejan esa misma sensación en la boca del estómago, esas ganas de más.

Esa sonrisa sincera en los labios.

Y eso que han pasado 9 años.

Nueve años ya....cómo te cambia la vida en nueve años, la de cosas que te pueden ocurrir en todo ese tiempo, lo mucho que puedes crecer.

Y sin embargo, incluso después de tantas hojas de calendario arrancadas sigo volviendo de las acampadas con ese cansancio tras hacer algo que te encanta, con ese deseo querer más,

Esa sensación no querer volver al mundo real ya que supone que te exploten esa pequeña burbuja de felicidad personal.

Y es que debo admitir que me sigo sorprendiendo de como puedes estar muchísimo tiempo sin ver a una persona y que cuando te la encuentres todo siga igual, volver a revivir esos recuerdos juntos y reírte de lo que ya te reíste una vez.

Contar las mismas historias una y otra vez y que sea como la primera.

Y puede que ya no sea una niña, que hace tiempo que deje de ser tropera y que incluso atrás dejé los comandos pero hay algo que siempre está ahí, ese sentimiento que solo unos pocos tenemos el placer de compartir.

Porque debo admitir que aún me sigo fascinando con todo esto.
Que aún hay algo que me emociona cada vez que cantamos la canción de la despedida.


Porque siempre es verdad que "no es más que un hasta luego, que no es más que un simple adiós"


Y eso,



Para mi es magia.