jueves, 21 de enero de 2016

Siguiente, siguiente, siguiente...


*Chasquea los dedos*

Hace años que escribo, no en sentido literal, quiero decir, sé escribir desde los 5 años que me enseñaron en la guardería cuando mi profesora, ilusa, me enseño a formar palabras sin saber que estaba dando un tonel de pólvora a quien no tardaría en encontrar una cerilla.

Pero hace años que me expreso a través de palabras, que hago cosas.

Y si tuviera que escribir un libro sobre mis 20 años en este mundo lo dividiría en tres capítulos. Sería uno de esos libros que cuando más interesante está de repente te aparece una página en blanco que pone

                               CAPÍTULO 2

Y te cortan en seco el hilo.

Pues mis 20 años tendrían tres capítulos.

El primero de ellos sería la infancia, donde estarían esos entrañables recuerdos de niña donde se mezclan sueños, historias que has escuchado muchas veces y cosas que crees haber vivido

El segundo de ellos sería toda esa etapa del colegio, el instituto....donde si que estás seguro de los recuerdos, donde podrías pintar personas y situaciones.

Y el tercero está claro que es el ahora, porque toda historia tiene que tener un final. En este caso está claro que es final abierto (dado que no podría escribir mi propia muerte, ya que a día de hoy me alegra no saber cuándo llegará)

Es cierto que es buena idea la metáfora del libro para representar la vida pero, ¿qué marca el paso de un capítulo al otro?

Tengo claro la diferencia entre el capítulo uno y dos pero, ¿en qué momento cambiaron tanto las cosas como para ir del dos al tres?

Nadie madura de la noche a la mañana.

¿Una mudanza?¿La entrada a la universidad?

Nah, realmente pienso que la universidad me cambió, pero la mecha ya se había prendido antes.

¿Entonces?

En qué momento empecé a invertir en experiencias y personas y alejarme de lo banal.

Sé perfectamente en qué momento de mi vida descubrí que el dinero no da la felicidad, en que día y qué lugar me di cuenta de que yo no quería tener mucho dinero, que eso nos hace personas horribles.

Pero, cuándo me di cuenta que vale más un café con una amiga que cualquier otra cosa.

lo que es peor, ¿cuándo empezó a gustarme el café?

En que momento descubrí que viajar también iba conmigo, que no tenía porque dejarlo para los valientes o los ricos, que todos podemos conocer otros lugares aunque sea a varios pasos.

No sé cómo me aleje de algunas personas ni como me acerqué a otras.

En qué momento me di cuenta de que yo también quería hacerme un tatuaje, y morir de frío por las noches subida a unas tacones.

Qué día se me complicó el quedar con alguien y comprobé que a partir de ahora cada momento con los amigos valía mas solo porque costaba más que se diera.

¿Y los sueños?

¿Cuándo abandoné unos, cumplí otros y sustituí otros tantos?

Y un día te ves escribiendo sobre tu pasado, de nuevo con más ganas de futuro de las que deberías y te preguntas qué ha marcado tu vida, qué te ha hecho como eres.

Qué marca el comienzo de otros capítulo, si tu no notas diferencia de un día para otro pero cuando te das cuenta has cambiado el camino, los compañero de viaje, las cosas de la mochila y los zapatos que llevas.

Que hay cosas que permanecen, claro está.
Pero, ¿y todo lo que ha cambiado?


¿Cuándo ha pasado?





Y lo que es peor, ¿estaré preparada si mañana ocurre algo que me haga empezar un cuarto capítulo?



jueves, 7 de enero de 2016

Latidos desafinados (por titular)

A veces me duele el corazón

Esta vez no hablo de metáforas, no es una entrada como las demás en las que camufló entre palabras lo que verdaderamente siento porque escribir que soy imbécil, que estoy feliz o que estoy triste así, a las claras, no va conmigo.

Bueno pues hoy me duele el corazón, así, a las claras.
Sin decorados ni cursilerías.

Algo me aprieta haciéndome pequeñita, me hace sentirme sola y me hace sentirme triste.

Porque a veces la realidad es la que es y no puedes mirar para otro lado.

A veces la realidad es triste, es una pena o hace que estés a las 2 de la mañana hablando sobre que te duele el corazón.

Y qué quieres que te diga, a ti que lo mismo buscabas un texto enrevesado que intentar traducir o unas frases con las que pasar tu madrugada.

Si es cierto que me duele el corazón y una parte de mi llora.

Hay veces que las cosas son como son: crudas, sin adornos y sin anestesia.

Y el por qué pierde significado, total mañana será otro día y pensaré que tampoco es para tanto.

Nunca es para tanto.

Pero esta noche me quedo yo con mi tristeza y sin adornos.


Y a veces la vida real, sin retoques, también nos hace valientes.

martes, 5 de enero de 2016

Mesa para dos

Yo, mi, me, conmigo

Alguna vez me gustaría quedar conmigo, conocerme en el más literal de los sentidos

Ir por la calle y encontrarme conmigo misma.

Así podría escuchar mi voz como la escuchan los demás, podría ver mis gestos, la forma en la miro el teléfono mientras ando despreocupada por la calle, la cara de concentración que pongo mientras estoy en el ordenador.

Me gustaría escuchar mi risa, a ver si suena tan estridente como dentro de mi cabeza.

Tomarme una cerveza conmigo misma y que alguien que no fuera yo me hablara de mis planes de futuro
Ver si se me nota la ilusión en las palabras.

Me gustaría sentarme conmigo misma en el bus y fijarme en la forma en la que muevo el pie cuando suena una canción de perreo en el aleatorio del móvil, y como cuando llevo 45 minutos sentada ya no sé cómo ponerme para que no me duela el cuello.

Ver esa sonrisa idiota que me sale cuando he quedado con alguien y lo veo acercarse a lo lejos

Y la frustración y pateticidad cuando pierdo el tranvía en las narices por las mañanas.

Me gustaría verme dormir a ver si de verdad parezco una buena chica.

Poder observarme, analizar mis expresiones y comprobar si por detrás se me nota tanto que nunca me peino.

La cara que pongo al leer o el esfuerzo cuando estoy en el gimnasio y pienso que voy a volver a casa sin un pulmón.

Como remuevo el café para comerme la espumita o como me lleno de salsa cuando me como un kebab.

Podría comprobar si es cierto que chillo mucho al hablar o que no sé ser disimulada cuando me piden que mire a alguien

Y puede que suene pretencioso o de creída pero me gustaría pasar un día conmigo misma sin ser yo.

Conocerme como me conocen los demás, ver los puntos fuertes y débiles desde fuera.

Tiene que ser bonito querer conocerse a uno mismo, a riesgo de que no te caigas bien.


Porque puede que no sea tan genial como me creo o que sea mucho más de lo que imagino. ¿Quién sabe?




Total, nadie es objetivo con su propia vida





domingo, 3 de enero de 2016

Entre folios

Pausa la vida que tengo que escribir 

En estos primeros días del año en el que todo son fotos de la noche del 31, de las comidas y cenas familiares y de buenos propósitos, no hago más que leer frases/fotos motivadores, artículos y videos de estos que te animan a que este 2016 consigas lo que te propongas.

Nos bombardean constantemente con la idea de que puedes alcanzar cualquier cosa que te propongas.

Bueno.... pues yo no lo veo así.

Dime, ¿qué gracia tiene la vida si puedes alcanzar todo lo que te propongas?

¿Dónde esta el esfuerzo por la incertidumbre de si al final llegarás a la meta?

¿Te esforzarías tanto por sacar ese examen si supieras de antemano que lo vas a aprobar?¿rechazarías ese trozo de turrón si alguien te susurrara al oído que no te preocupes que al final este verano el bikini te quedará de lujo?

Y así con todo. 

Qué quieres que te diga, yo le veo más magia al hecho de que tengamos imposibles.

Amores que sabes que por mucho que hagas nunca conseguirás,  pantalones que por mucho que te mates en el gimnasio nunca te podrás poner,  trabajos que por más que te esfuerces nunca lograrás esa palmadita en la espalda que tanto esperas de tu jefe.

Puede que sea una visión triste y gris de la vida pero yo lo veo totalmente al contrario.

Prefiero mirarte a los ojos y pensar que puede que algún día, quién sabe, se te crucen los cables y me veas de forma diferente a saber que sí, que guay, que te conseguiré si me esfuerzo mucho mucho mucho.

Será que a mi me gusta la incertidumbre, el misterio, el no saber si al final el bueno salva a la chica o si se va con el malo de ojos azules.

Llamarme tonta, pero yo cuando salgo a correr no miro la meta, sino el aguantar cada día más.
Si antes de atarme los tenis me dices que voy a correr 4 km se me harán tan sumamente eternos que puede que ni llegue a 3 y medio.

Y así con todo. 

¿Cómo pretendes que me ponga a estudiar si de antemano sé que no voy a lograr tal nota?

La gracia de la vida son los imposibles y sobre todo, los improbables.

Los gestos que sabes que no van a ningún sitio pero que te mantienen con vida, las medias sonrisas que no van a ser nunca nada más.

Prefiero dar el 100% de mi en algo solo porque creo en ello en este momento que porque pienso que "puedo lograrlo"

Así que a mi no me digáis que este año voy a conseguirlo todo, no me prometáis un futuro lleno de color que no valora el esfuerzo porque no lo quiero.


Yo quiero un año lleno de imposibles que puede que se vuelvan posibles



O que puede que no lo hagan.