domingo, 31 de agosto de 2014

Parlons des yeux

Tenía la piel bronceada de quien no teme al sol y a ratos se pelea con la luna.

No sabía nada de poesía pero apagaba el mundo con su sonrisa.

No tenía las piernas excesivamente largas, aunque podías perderte en ellas buscando un nuevo amanecer.

En su ombligo escondía mil sueños no cumplidos y con sus dedos ansiaba tocar una sinfonía en las vertebras de tu espalda.

Sus pies habían soportado caminos inexplorados, más salvajes que los que sus labios soñaban recorrer.

Tenía la frescura en las palabras de quien dice lo que piensa y quien solo piensa en colores.

En sus caderas se escondían acordes aún por descubrir

Y en su cuello se encontraban curvas peligrosas con las que te podías ver de frente con la muerte.

Y sus ojos....

Sus ojos mundanos estaban aún llenos de ilusiones y de historias por vivir



Lo que pasa es que todavía nadie se había fijado en ellos.