martes, 22 de diciembre de 2015

Somos el tiempo que nos queda

Querido 2015

Querido año, ahora que te vas, que esto se termina y que sé que no volverás me paro a pensar, a echar la vista atrás y a recordar todo lo que me dejas.

Aún no ha pasado el tiempo suficiente para que te eche de menos, para que sea capaz de mirarte desde lejos, con perspectiva y recordarte con ese cariño con el que recordamos las cosas que sabemos que no van a volver.

Es cierto que no has sido el mejor año, tampoco el peor.

Noviembre fue una puta, pero bueno, a eso ya estoy acostumbrada.

Algunos de tus martes fueron especialmente cuesta arriba y febrero empezó con un calor en el pecho que terminó siendo hielo.

Contigo he sudado, real y metafóricamente, más que nunca.

He sufrido en forma de apuntes que ni siquiera eran para mi y he disfrutado del orgullo de conseguir las cosas por tu propio esfuerzo.

Este año me he pegado las que yo creo que han sido las mejores fiestas de mi vida y las siestas más amorosas en compañía gatuna.

Obviemos el hecho de que tener un gato me ha hecho la persona más feliz del mundo, porque si solo me fijara en eso habría sido el mejor año de mi vida por goleada.

Cuando empezó el año me propuse aprovecharte al máximo, no dejar nada por probar, no quedarme con la duda del ¿y si.....?

Bueno, el resultado no ha estado mal; algunas hostias, que se compensan con lo bueno que he sacado de todo eso.

Este año he dicho muchas veces adiós, a veces esa despedida era necesaria y otras ha sido impuesta.
Pero también me ha enseñado a valorar los reencuentros.

Sin duda ha sido un año de tener momentos en los que no te cabe más felicidad en el pecho.

He podido escuchar a varios de mis grupos favoritos y por mucho que intente explicaros lo que es cantar a gritos tu canción favorita rodeada de una masa de gente feliz hay cosas que tienes que vivir para entenderlas.

He aprendido a vivir en soledad más que nunca, a valorar mi simple compañía y a asumir que solo cuando yo sea capaz de quererme al 100% será el momento de compartirme.

También he dicho muchas veces que no, ¡y Dios que bien sienta cuando lo haces de corazón!

He escogido mi camino de la horquilla dejando atrás una etapa maravillosa de la mejor forma y he ganado 30 personitas que me están enseñando cada día cosas nuevas.

He colgado mi pañoleta tricolor que paso a ser roja para volver a ser la de siempre.

He llorado de alegría, incluso cuando sé que técnicamente eso no existe.

Bailé, bailé mucho.
Bailé borracha, bailé en compañía y bailé sola cuando nadie me veía.
Bailé en mi habitación con la música a tope y también me bailó brevemente el corazón.

Y aunque no todo ha sido bueno, aunque hay cosas que no van a volver y nunca superaré el que el pasado no vuelva, sé que te vas dejándome muchas cosas buenas, muchas experiencias y el aprendizaje de que en la vida lo que importa no son las cosas que conseguimos, las notas que sacamos, el dinero que tenemos....lo que realmente importa son las personas con las que compartimos lo que tenemos, los momentos que vivimos y los lugares que visitamos.

Así que ahora que esto se acaba, toca proponerse cosas bonitas








y sobre todo esperar con ilusión que lo que venga en el 2016 sea, por lo pronto, tan fantástico como lo que se lleva el 2015.


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