sábado, 5 de diciembre de 2015

Suerte en esta vida que nos ha tocado

¿Cómo no voy a creer en la magia?

Si he cantado a pleno pulmón rodeada de mil personas, unidos, sintiendo que nos iba a estallar el pecho

Si he visto la mismísima inocencia en los ojos de un niño

Si con una mirada me han hecho sentir cosas que no sabría escribir,

¿Acaso eso no es magia?


Me vas a negar que cuando ves algo tan tremendamente adorable, que te hace pensar que lo malo no existe, que sientes que vas a explotar de amor, ¿qué me dices de eso?

Que yo he sentido a gente cerca estando a cientos de kilómetros,
que me he encontrado contigo, entre miles de personas, en un preciso momento y lugar

¿Eso no es mágico?

¿No lo es cuando ves a un viejito medio sordo  incapaz de escuchar nada pero si entender a su esposa?



Porque si cogerte un libro y viajar a un historia no es magia no sé que lo es para ti.

Por no hablar de todos esos hechos cotidianos que pasamos por alto, como llegar y que pase el tranvía; ver una película y sentir que tu forma de vida no es la misma o conocer a alguien y que te destroce todos los esquemas.

Porque si todo eso no es magia; si las cosas tiernas, los momentos bonitos, las increíbles casualidades y los instantes que crees que te va a estallar el corazón no son magia, entonces, ¿qué lo es?

¿Los trucos esos donde hacen desaparecer cosas?

Bien, hay gente que es capaz de hacerte desaparecer los miedos con las manos

¿Las palabras mágicas?

Créeme, conozco unas cuantas que hacen auténtica magia con las personas, lo que pasa es que ya cada vez se escuchan menos


Yo realmente creo en la magia, creo en la capacidad de los demás para hacernos mágicos y sobre todo creo en la magia de las pequeñas cosas, esas que nos hacen grandes.



Pero contestame, ¿acaso no es magia que después de conocerte no haya encontrado otras palabras como las tuyas?





Y si eso no es magia,  ¿se lo explicas tu a mis manos que te buscan en cada momento?

No hay comentarios:

Publicar un comentario