jueves, 5 de diciembre de 2013

Tu sonrisa a dos centímetros de mi como regalo de Reyes

Siempre fuiste mi estrella fugaz.

Mil veces he hablado de las metas que nos proponemos, de lo que queremos pero, ¿qué hay de los sueños imposibles?
Esos anhelos inalcanzables que dejamos en un segundo plano, asumiendo que nunca los conseguiremos.

Todos tenemos sueños imposibles, debajo de todos esos deseos inmediatos, debajo de ese ''si me dieran un deseo pediría ser millonario, o sacar un 10 en el examen del viernes, o que el que me gusta me corresponda''

Debajo de todo eso están nuestros sueños desde críos.
                                                                           Yo también los tengo.

Tu también los tienes, pero a veces debes volver a atrás, encontrarte con tu niño del ayer y fijándote en su más sincera sonrisa saber qué es lo que quieres.

Hay cosas que siempre he querido: amor, seguridad, éxito, dinero....

Todo eso está muy bien, pero hasta la persona más feliz tiene metas imposibles, metas cuya única finalidad es que merezca la pena seguir viviendo Tener algo que conseguir, un objetivo, algo que nos recuerde que aún nos queda mucho que vivir, mucho que lograr y muchos fracasos que superar.

 Y ahora que se acerca la Navidad parece que es tiempo de sueños, de ilusión, de bombillitas de colores y volver a ser todos un poco más niños.

No sé que me depararán mis navidades, no sé si las pasaré amargada sola en mi casa vegetando en la cama o besando los labios que me quitan las ganas de dormir.

Sólo sé que tras unas malas semanas, aunque las cosas no cambian, incluso tu mismo te cansas de estar mal, de apartarte de los demás y revolcarte en tu propia estupidez.

Nunca estamos solos si se tienen sueños que tiren de ti en los malos momentos.

Y mi vida está patas arriba, sin tiempo, presa de lo que quiero y no tengo y la frustración de ver pasar mi vida sin poder arreglarla.

Quizá sea tiempo de que yo también me tome un descanso, hasta la próxima Sarriucrisis existencial en la que agarre un bate y destroce todo lo que me rodea, para luego pasar las horas pegando los trocitos que han quedado. Por ello pido una tregua a la mala suerte, a las malas rachas, a las noticias malas, a los ''todo me sale mal''

Y voy a montar mi árbol de navidad sobre los pedazos destruidos de mi vida, voy a encender bombillas que iluminen las más oscuras esquinas, voy a taparme con la manta de los abrazos de la gente que me rodea y me voy a dar el lujo de ser de nuevo una niña ilusa que se creía capaz de conseguir hasta los sueños más inalcanzables, ignorante de la ferocidad de la vida.

Me voy a regalar unos días de tranquilidad y sonrisas.




Pero no se lo digáis al gordo de los regalos, que éstas, solo son mis navidades particulares.


1 comentario:

  1. Para la parte de destrozarlo todo con un bate, supongo que buscaré un casco gordo y alguna barricada que me dé un poco de cobertura. Pero a la manta contribuiré, si te dejas. Intenta simplificar, Sarriu, no te carges de más angustias de las que puedas cargar, comparte la carga, si puedes, con gente de confianza, y no les des a las cosas más importancia de la que tengan. Y Navidad o no, sé siempre una niña, porque lo has sido desde que te conozco, y no me gustaría que eso cambiara jamás.

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