lunes, 1 de diciembre de 2014

Una carta sin destino. Un boceto en grafito

Abriría la ventana, pero tengo miedo de que la vida se me escape volando.


Últimamente me siento en otra piel, como si todo este agobio, esta vida sin frenos y esas prisas por producir y producir hubieran reducido mi ser a una pequeña personita, ahora escondida en un rincón de mi.

Y siento mariposas.

No creo que sean las famosas mariposas de amor, las de los poemas y las letras empalagosas de las canciones de radio.

                                   Pero se mueven.

Son esos nervios cada noche, tal vez por no saber qué vendrá mañana.
Tal vez porque sé que nadie vendrá mañana.


Y algunas noches, bajo las no suficientes pesadas mantas recreo ese pasado que nunca tuve, y ese futuro que ya no tendré.

Busco la inspiración en brazos equivocados.
                                       Eso me repito en cada semáforo.

Pero aquí estamos, yo escribiendo frases sin sentido y tu intentando entenderlas.

En el fondo pienso que es decepción.

Decepción de mi, que ya no soy la de antes.
De ti que ni siquiera existes.
O de todos que dan lugar a mi existencia.

Solo sé que no soy yo, porque yo nunca he buscando en el fondo de una mirada lo que sé que no está en el fondo de mi colacao de por la mañana.

La culpa es de mi cama de matrimonio, que da dolor de cuello y me recuerda que podríamos ser dos.

Y lo cierto es que en noches como esta sé que no dormiré sola, que la musa, esa que te inspira dormirá conmigo, como esos copos de nieve que salen en las escenas de los besos de las películas de amor de navidad.

No sé, quizá pida un poco de cordura por reyes.
Con la esperanza de que se equivoquen y me traigan todo el caos que pueda caber en un frasco

Porque hace tiempo que no leo, e intento buscar lo que me faltan en los espacios de las palabras de amor vacías que veo en todos lados.

En esos iconos que no muestran el dolor que a veces me acompaña, y esa sonrisa idiota cuando me hablas.

Pero si yo no sé lo que quiero, ¿cómo vas a saberlo tú, que ni siquiera existes?

Apareces en los versos de las canciones que son la banda sonora de mis autobuses
 y desapareces cuando intento volver a escucharte.

Te conviertes en falsas promesas, en nuevos intentos y en fracasos salados.

Apareces en forma de muerte que siembra el miedo, y como un dementor te evaporas cuando me acerco al chocolate.

Yo solo sé que no soy yo.
Que esto no tiene sentido,
                                        ni dirección, ni destino.


Repiten que la vida es del color que la pintes, y yo siempre me salgo de las lineas al colorear.

Que el que la sigue la consigue, y a mi solo me sigue mi sombra.

Que los amores reñidos son los más queridos, pero yo solo me peleo con mi reflejo.



No sé si quiero volver atrás, si quiero quedarme aquí o dejarme llevar.


Porque estoy marchita de ver como nadie se esfuerza ya en el amor, como la gente no cuida las amistades, como las pirámides de naipes se vuelan.



Y esta noche te espero entre mis sábanas.






Puedes traer a la locura, prometo hacerle hueco.

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